Sabemos que la tecnología avanza de forma incontrolable hacia modelos más autómatas con la incorporación de la inteligencia artificial (IA).
Esta IA poco a poco nos sustituirá cada vez más… pero de momento nos reservamos el derecho de sentir y emocionarnos. De momento, es un privilegio que solo tenemos los seres humanos.
Por ello, creo importante poner en valor las emociones y en cómo podemos valernos de la inteligencia emocional para que nuestros cursos e-learning sean emocionantes y memorables.
¿Qué es la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional (IE) tuvo como gran impulsor a Daniel Goleman, quien afirma que las personas tenemos dos mentes: una que piensa y otra que siente.
La mente que piensa, la lógica, es la que habitualmente se utiliza para medir el coeficiente intelectual de una persona, pero Daniel defiende que la mente que siente es igual o más importante, y serán aquellas personas con buena inteligencia emocional las que tengan mejores condiciones para tener éxito.
Según Goleman, la IE se compone de 5 elementos (clica en cada uno para ver en qué consiste):
conocimiento
regulación
Social
¿Cómo podemos utilizar estos elementos en e-learning?
Para poder crear cursos que emocionen podemos valernos de los elementos de la IE, de tal forma que si los llevamos a la práctica nuestros cursos tendrán mejores posibilidades de emocionar.
Veamos, entonces, cómo podemos utilizar estos elementos, incorporándolos en nuestro e-learning.
Clica en todos los elementos para ampliar cada uno:
Podemos valernos de este elemento para hacer consciente del problema al alumno/empleado. Esto quiere decir que, si antes de comenzar la acción, el alumno sabe que necesita realizar el curso, posiblemente tenga más interés en hacerlo.
Por ejemplo:
Si mostramos los riesgos reales que podemos encontrarnos con el mal uso de internet (hackeos, robos de identidad, robo de documentación, etc.) seguramente el alumno/empleado tenga mayor interés en realizar el curso de Ciberseguridad que le vamos a proponer.
Con este elemento pretendemos activar el pensamiento crítico, de tal forma que sea el alumno quien pueda tomar decisiones y que éstas lleven consigo una consecuencia.
Por ejemplo:
Las aventuras conversacionales son recursos excelentes para poder plantear una situación y permitir que el alumno elija sus respuestas, que le llevará a diferentes situaciones según responda.
Este es el elemento más importante, porque es el que nos va a permitir cambiar el sentido de una formación aburrida a una apasionante.
De esta forma, si incluimos un objetivo o meta, el alumno se verá más motivado a acabar lo que empezó, y por tanto, a finalizar el curso.
Por ejemplo:
Proteger a un ser súper inteligente de las manos de hackers a través del ENS.
Lograr apasiguar la furia de los Dioses del RGPDYMPO, conociendo la nueva RGPD.
Investigar nuevas dimensiones para volver sano y salvo al laboratorio, y compartir los nuevos conocimientos sobre innovación.
Si incluimos un personaje para que el alumno empatice con él, deba ayudarle a conseguir algún objetivo, además de darle un propósito podemos ofrecerle otro punto de vista y que se ponga en la piel de otra persona.
Por ejemplo:
Que el protagonista de la historia se despierte en medio de una ciudad, perdido y desorientado. El alumno debe ayudarle a recuperar la memoria, viviendo la historia en primera persona.
Conclusión
En un mundo cada vez más artificial necesitamos acciones que nos conecten con las emociones.
Las historias pueden transmitir enseñanzas memorables a través del e learning.
¡Gracias Marina Marisma por este visual thinking tan chulo!